Diana Nocua Caro e Fabián Andrés Llano

UNA HISTORIA DEL NEGACIONISMO Y LA CONTROVERSIA IDEOLÓGICA: LA ENSEÑANZA DE LA HISTORIA DESDE LA MEMORIA COMUNICATIVA Y LA COTIDIANIDAD DE LOS EXCOMBATIENTES DE LAS FARC

 

Introducción

 

En Colombia se han presentado debates importantes relacionados con los contenidos, personajes y controversias ideológicas en la enseñanza de la historia. Recientemente se evidenció una importante discusión motivada por un ejercicio pedagógico realizado por la docente Sandra Caicedo, quien, solicitó a sus estudiantes de grado noveno resolver un taller indagando sobre la responsabilidad del expresidente Álvaro Uribe Vélez en el tema de los falsos positivos (El Tiempo, 2021, 8 de abril). Esta pregunta generó el rechazo de parte del partido de gobierno y en contraparte, el apoyo de docentes que resaltaron su apuesta pedagógica, cuestionando la marginalización de la historia del conflicto armado colombiano, bajo una creciente ideologización y el surgimiento de corrientes históricas ligadas al negacionismo.

 

Cabe mencionar que el taller de la profesora, se sustenta en el Comunicado emitido por la Jurisdicción Especial para la Paz que señala: “La JEP establece que por lo menos 6.402 personas fueron muertas ilegítimamente para ser presentadas como bajas en combate en todo el territorio nacional entre 2002 y 2008” (JEP, 2021, 18 de febrero).  Para contextualizar estas cifras se refiere  que, entre los años 2002 a 2010 se implementó la política de seguridad democrática del expresidente Álvaro Uribe, cuyo gobierno enfrentó múltiples denuncias por los mal llamados falsos positivos, nombre con el que  organizaciones de derechos humanos y medios de comunicación denominaron las acciones sistemáticas del Ejército para asesinar a jóvenes humildes que  eran engañados con promesas de empleo para dejar sus hogares e irse a zonas rurales, donde finalmente eran asesinados y reportados como bajas en combate.

 

Durante el gobierno de Iván Duque Márquez, se incrementó la polémica sobre los usos de la historia oficial y los mecanismos mediante los cuales se posiciona una verdad histórica excluyente que niega la ocurrencia del conflicto. A propósito de los debates sobre los falsos positivos, a comienzos del año 2019 se denunció en redes el contenido de un texto  de ciencias sociales de grado quinto de la editorial Santillana, en el que  la Seguridad Democrática, política de gobierno del expresidente Álvaro Uribe Vélez,  se expresa como:

 

El gobierno de Álvaro Uribe Vélez desarrolló la Política de Seguridad Democrática,  que buscaba la protección de los ciudadanos contra los grupos armados ilegales mediante el fortalecimiento del ejército (…) Gracias a esto se generó una sensación de confianza en el país y la economía y la seguridad mejoraron (Libro de texto Santillana, 2019)

 

Estos fragmentos de denuncias y publicaciones escolares muestra como un espacio educativo escolar se convierte en un campo de disputas ideológicas que resaltan unas versiones de la historia sobre otras. La versión de la historia resaltada en el libro de texto, resalta dicha política  como un acto histórico y niega la comisión de 6.402 ejecuciones extrajudiciales, evidenciando la construcción de una historia oficial unívoca.

 

Ahora bien, esta ideologización de la historia reciente se expresa  en la figura del expresidente Álvaro Uribe bajo el adjetivo del Gran Colombiano. El premio otorgado a este personaje por el Canal History Channel (BBC News, 2013, 24 de junio), pese a la polémica de miles de ciudadanos que cuestionaron su participación en la comisión de los falsos positivos, lo encumbró como El Gran Colombiano, por encima de personajes como Antonio Nariño, Simón Bolívar y Jorge Eliecer Gaitán. En contraste con este premio, en septiembre de 2020, el ayuntamiento de Cádiz le retiró  a Uribe un premio que le fue otorgado en 2009. Ante la solicitud de más de cien organizaciones de derechos humanos, se retiró el premio debido al proceso jurídico que enfrenta actualmente en el país sindicado de fraude procesal y soborno a testigos. 

 

Desde estas referencias se plantea la necesidad de explorar la enseñanza del conflicto en el marco de los estudios sobre la enseñanza de la historia, atendiendo a perspectivas como las señaladas por  Márquez Quintero (2009), quien refiere la importancia de esta desde una perspectiva critica, en tanto posibilita proponer una contextualización en un referente histórico, social, político y económico, en lo jurídico, en los derechos humanos y en una caracterización sobre la situación actual de la confrontación armada; además, con la apuesta de  establecer la deontología de la enseñanza de la historia del conflicto desde aspectos como la historia local y regional, la axiología y los valores, la tolerancia, el perdón, la reconciliación y la confianza, entre otros (p. 216).

 

Sin desconocer los actuales debates de la enseñanza de la historia en el campo de las disciplinas escolares en Colombia (Aguilar, 2017: Arias D, 2015; Ibagón N, 2019), es importante apostarle a una enseñanza de la historia que vincule elementos de la cotidianidad de los excombatientes de las Farc desde las potencialidades que brindan las perspectivas de la memoria cultural y comunicativa bajo la influencia de Aleida y Jan Assman.

 

 

Los recuerdos, los olvidos y la potencia de la memoria comunicativa

 

Las formas de la memoria que construyen los excombatientes, no dependen tanto de las representaciones de la historia, ni de las formas politizadas del recuerdo, sino que se expresan desde la experiencia (lo episódico) y desde los aprendizajes (semántico). La memoria cotidiana de los excombatientes procede desde interacciones entre lo corporal, los sentidos, las prácticas políticas y algunas ayudas de la memoria como los rituales que funcionan como mnemotécnica cultural y ritual al estilo de escenificaciones simbólicas como los eventos de Marquetalia, Casa Verde, Villa Rica, Gaitanía, Planadas, Riochiquito y el Pato Guayabero, o los sucesos rememorados en la región del Chiribiquete, el cañón del Duda y el Sumapaz, lugares que evocan procesos de la constitución de identidades de los excombatientes durante la transición de la guerra a la paz.

 

Estas memorias, se expresan a partir de experiencias temporales limitadas cuyos contenidos y sentidos se transforman permanentemente. Ante estas perspectivas surgen los siguientes interrogantes:¿Cómo se expresan estas memorias cotidianamente?¿Qué tensiones y rupturas se evidencian entre estas memorias y la memoria histórica? . Finalmente y analizando algunas de estas experiencias, surge la siguiente inquietud: ¿Cómo pueden estas memorias aportar a los procesos de enseñanza de la historia y el desarrollo del pensamiento histórico?

 

El pasado común de los excombatientes transita entre la politización de las memorias cotidianas, en tanto aporta a la conceptualización de políticas de memoria, en la medida que pueden, ser analizadas desde acciones estratégicas del ámbito institucional, y también desde acciones tácticas propias de las prácticas del día a día. Es a partir de la vida cotidiana donde confluyen voces y posiciones que ponen en juego las diferencias, esto es las disidencias y oposiciones que posibilitan la interrogación y despliegue de las batallas de la memoria (De Certeau 1980/1999). 

 

Estas memorias retoman las biografías y perspectivas individuales del mundo para consolidar, a partir de recuerdos vivos, experiencias y tradiciones orales cuyo horizonte se transforma permanentemente, constituyendo comunidades del recuerdo (Erl, p. 39), donde como plantea Pollak (2006), la sociedad “transmite cuidadosamente los recuerdos disidentes en las redes familiares y de amistad, esperando la hora de la verdad y de la redistribución de las cartas políticas e ideológicas” (p. 20). Así, este enfoque intenta visibilizar memorias silenciadas, aquello no dicho, lo reprimido y subordinado, constituyéndose en una política de memoria que promueve el cuestionamiento, interrogación e incluso antagonismo frente a la memoria construida desde la oficialidad (p. 344).

 

Comprender las memorias comunicativas de los excombatientes, conlleva a  pensar en los aportes  de Walter Benjamín, quien señala como se plantea la necesidad de  “pasarle a la historia el cepillo a contrapelo” (Benjamín, 1989), asumiendo que el presente puede ser revolucionario en la medida que irrumpa una memoria que no ha sido escuchada: la de los vencidos (De la Gaza, 2002). Este es uno de los argumentos que expresa la necesidad de analizar las memorias comunicativas  los excombatientes de las Farc. 

 

De  otra parte, el vínculo entre historia y memoria en los procesos de enseñanza de las ciencias sociales, señala como en los espacios educativos se entrecruzan diversas acepciones y sentidos sobre los  fines políticos y la historia reciente del conflicto,  para lo cual se considera de vital importancia explorar  los desafíos para la didáctica de la historia en relación con la historia, la memoria, las identidades, los testimonios y los temas “socialmente vivos (González y Pagés, 2015, p. 3) ”.

 

Pensar la memoria comunicativa y el ritual como bisagra para la enseñanza de la historia

 

Las memorias comunicativas se configuran como prácticas simbólicas que producen miradas disimiles sobre el conflicto y la memoria histórica, dando cuenta de la necesidad de la pluralidad de voces para redimensionar la historia reciente. El análisis de los rituales y su carácter performativo (Turner,1986),  remite a la flexibilidad cultural y social en la vida cotidiana, en espacios públicos o privados, lo que posibilita que un sujeto o un grupo social reaccione de una forma no esperada. Gracias a ello, los grupos pueden aprovechar las ocasiones para comportarse en forma distinta a lo que se espera en un contexto dado. En el caso de los rituales  que constituyen identidades y  las memorias que transitan entre la guerra y la paz, esta posición controvierte la perspectiva que conceptualizaba a esas producciones culturales como eventos controlados en los que se seguía un guion ya demarcado, y le devuelve la libertad de acción  a quienes participan en ellos, de forma que pueden apropiarse de los significantes del ritual social.

 

Esto es clave para contribuir al debate teórico que se ha desarrollado sobre los estudios de la memoria y la enseñanza de la historia, retomando apuestas como la expresada por Medina (2015) mediante las cuales se “imprimen nuevos sentidos al quehacer político, a partir de prácticas otras de construcción del conocimiento, desde los sujetos, sus subjetividades y sus saberes, elaborando otra episteme que recupera conceptos y sentidos para la generación de proyectos educativo-político alternativos” (Medina, 2015, p. 23).

 

Por último, cabe mencionar el origen de esta perspectiva analítica que se remonta a la reflexión sobre la violencia sociopolítica que se ha desencadenado en Colombia durante los últimos cinco años, después de la firma del acuerdo de paz entre la insurgencia de las FARC EP y el gobierno nacional en 2016. Esto condujo a la transformación de las cotidianidades de miles de colombianos y evidenció la necesidad de posibilitar la transformación de las dinámicas sociales de los territorios en los cuales el conflicto armado ha tenido mayores niveles de escalamiento; como los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación, territorios que surgieron en el marco de los acuerdos de paz para facilitar los procesos de reincorporación a la vida civil de los excombatientes.

 

La enseñanza de la historia en Colombia requiere insistir en poder explicar el cambio social que implica lograr la construcción de la paz territorial. Sin embargo, al ser un tema que involucra aspectos ideológicos, este tipo de explicaciones caen en el sesgo de las fracciones políticas. Aunque es un tema que involucra a toda la sociedad, estos procesos de enseñanza y aprendizaje de la historia, se ven excluidos de los estándares curriculares y la planificación escolar. En cuanto a las formas de organización didáctica y la reflexión pedagógica, la enseñanza del conflicto cae en una suerte de reproche frente a los actores armados, en este caso, las Farc, y de otro lado, cae en las tendencias a fortalecer una posición política. El docente de ciencias sociales se ve en una encrucijada, donde es difícil tomar posición pedagógica por que se confunde con una toma de posición política.   

 

Ahora bien, las investigaciones de tipo histórico y antropológico han permitido comprender la relación profunda del conflicto armado, para descentrarlo de un presente mediado por lo ideológico y lo político (Serna, 2020; Acevedo, 2008). Tomar partido por una historia desde la cotidianidad de los excombatientes en un país como Colombia, resulta una tarea compleja de socializar para ser apropiada socialmente. Los efectos que un estudio como este puede traer en el campo de la enseñanza de la historia orbitan entre la posibilidad de visibilización de una historia de los excluidos y la malinterpretación ideológica de quienes apuestan por un tipo de sociedad y de cultura bajo un partido político en cabeza de su líder natural Álvaro Uribe Vélez.

 

Una historia enseñada desde este punto de vista implica reconocer esas cotidianidades de los excombatientes y esas formas del recuerdo que están en el plano de lo que Aleida y Jan Assman denominan memoria comunicativa. Al no tener unos procesos de institucionalización tan arraigados como en el caso de la memoria oficial, que valga decir, han sido denunciados por un manejo ideológico explicito como sucede actualmente con el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), dirigido por Darío Acevedo, quien  dio curso a la revisión de la historia del conflicto armado y la memoria de las víctimas (El Tiempo, 2019, 5 de noviembre), a partir de relatos que justifican el accionar  de beneficiarios de la violencia afines al paramilitarismo, aludiendo a la supuesta necesidad de la lucha contrainsurgente que fue promovida sectores de  ganaderos en el norte de Colombia, supone esfuerzos vitales frente a estas disputas por la memoria.

 

 Al respecto, en diciembre de 2020, el CNMH suscribió un convenio con la Fundación Fundagán, que según la pagina del centro, es el arranque de la reconstrucción de la memoria de los ganaderos víctimas de la violencia en Colombia” (Contexto ganadero, 2020,10 de diciembre).  Este tipo de estrategias han sido cuestionadas por sectores políticos de oposición, quienes refieren como el  CNMH censura espacios de memoria de las víctimas e implementa políticas discriminatorias contra sectores no afines al gobierno.

 

Los factores señalados, reafirman la necesidad de promover una enseñanza de la historia del conflicto que posibilite el acceso a información pública dispuesta para cualquier interesado, investigador o ciudadano mediante diferentes actividades museísticas y pedagógicas que enriquezcan el conocimiento de la historia política y social de Colombia, para lo cual se plantea la necesidad de un rastreo de vivencias individuales, desde una memoria viva, mediante los referentes de la historia oral. Una de las primeras dificultades para enseñar este tipo de historia es que los sectores sociales excluidos como los excombatientes, aparecen en el registro oficial desde un aspecto negativo y el cuerpo mencionado, es mas bien colectivo, que individual. No obstante, las dimensiones comunicativas de la memoria, permiten comprender como las memorias corporales de los excombatientes, se erigen como lugar privilegiado para comprender «la diferencia» en contextos de reincorporación, en tanto se establecen a partir de las huellas del pasado, los deseos y los desfallecimientos de sujetos que vivieron la guerra a partir de prácticas corporales, expresiones y emociones que emergen de la visualización y diagramación de los cuerpos.

 

En consecuencia, no existe una emocionalidad en la enseñanza del conflicto armado colombiano, sino una dicotomía entre buenos y malos que, resulta en una moralización maniquea de la guerra. Por esta razón se insiste en reflexionar desde la perspectiva de la memoria comunicativa, en las posibilidades de recuperar un recuerdo vivo desde los mismos portadores del dolor, la incertidumbre y la complejidad que supone la reivindicación y la lucha armada en Colombia.

 

La estructura entrelazante entre unas formas de comunicación que, no tienen tanta coherencia cultural, y unas formas de temporales en las que el olvido y el recuerdo del conflicto dependen de los proyectos políticos, permiten pensar en la recuperación de unos inconscientes culturales asociados a la historia de la guerra en Colombia. Por ejemplo, en un país como Colombia, solo en el siglo XIX se presentaron alrededor de 16 guerras civiles (Melo, 1989). La enseñanza de la historia en estos términos resulta mucho más presentista que vinculada a un pasado con unas identidades reivindicadas como, por ejemplo, el negro, el indígena y el guerrillero (Ibagón, 2017; Llano y Cubillos 2021). 

 

En estos términos, la enseñanza de la historia requiere vincular las experiencias de identidades históricamente invisibilizadas como la figura del guerrillero, que, por el proceso de construcción de unos relatos oficiales, ha legitimado unas visiones y unas divisiones del mundo social que han buscado borrarlo de los procesos de construcción de país, tal y como  se evidenció  con  el debate nacional de comienzos de siglo en medio de los diálogos del Caguán,  ante  la intención de Elvira Cuervo, directora del Museo Nacional en 2001, de incluir la toalla que identificaba a Tirofijo fundador y líder máximo de las Farc, en la colección de la institución, como pieza significativa de la historia del siglo XX, lo cual le valió señalamientos en los que la señalaban de auxiliadora de la guerrilla y de promover la apología al delito (El Tiempo, 2001, 4 de marzo).


Conclusiones

Las memorias comunicativas y sus dimensiones  semánticas permiten recuperan las elaboraciones del pasado desde interpretaciones diversas en las cuales se expresa lo que Ricoeur refiere  como “un vinculo dialéctico, de interpelación e influencia, una interacción mutuamente cuestionadora que somete a la memoria a la dimensión crítica de la historia y coloca a la historia en el "movimiento de la retrospección y el proyecto" de la memoria” (1999, p.52).

 

Esta relación  dialéctica entre historia y memoria refiere como las prácticas de la enseñanza de la historia no pueden  remitirse únicamente a la reproducción irreflexiva de contenidos sino que deben articular miradas pedagógicas ligadas a la comprensión de las dimensiones culturales y comunicativas de los sujetos con los cuales se constituye el relato histórico, posibilitando el desarrollo de habilidades como el pensar históricamente; habilidad comprendida como  una construcción cultural y política que involucra el contexto, el espacio y el tiempo  (Méndez, 2016).

Para ello, estas memorias se constituyen como perspectivas para ampliar las miradas sobre las prácticas cotidianas, los testimonios, los lugares y los rituales de  los participes de la historia reciente, poniendo en  tensión las construcciones hegemónicas de la memoria histórica, para propiciar perspectivas criticas de esta.

La irrupción  de las memorias comunicativas y sus aportes a la construcción de paz se constituyen como posibles líneas de trabajo para la enseñanza de la historia, a partir de “una coexistencia dinámica de distintas modalidades de conocimiento: el tradicional y el nuevo, por un lado, así como el conocimiento “lento”, discursivo, lógico o analítico con otro de tipo ”rápido”, heurístico o mágico (Moscovici, 1976), que coadyuvará a la superación de brechas  de  la conciencia histórica y el abordaje de perspectivas más hermenéuticas, aportando a su vez a la consolidación de elementos contextuales y cotidianos.

Referencias biográficas

Mg. Diana Priscila Nocua Caro, docente investigadora en temas relacionados con  derechos humanos y construcción de paz, enseñanza de las ciencias. Sociales y el quehacer pedagógico docente . Estudiante de doctorado en estudios sociales de la Universidad Distrital. Trabaja desde el año 2019 como docente de catedra de la licenciatura en ciencias sociales y el programa de comunicación social de la Universidad Distrital.

Dr. Fabián Andrés Llano, docente investigador en temas relacionados con la investigación social interdisciplinaria, el patrimonio cultural y la educación. Doctor en Ciencias Humanas del Patrimonio y la Cultura por la Universidad de Girona, Magister en investigación social interdisciplinaria y licenciado en Ciencias Sociales. Trabaja desde el año 2009 temáticas relacionadas  entre lenguaje, poder y territorio desde los ámbitos del patrimonio cultural y la educación. Desde el 2020 ha estado vinculado como docente al Doctorado de Estudios Sociales de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas

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11 comentários:

  1. Felicito todo el trabajo y las colocaciones, tema que cada día se hace más necesario, sobre todo con los recientes acontecimientos en Colombia, en torno a la temática propuesta estarías de acuerdo en que es necesario aplicar tal objeto de estudio en el aula, volviendo atrás a un lado emocional provocando cuestionamientos en torno al tema?
    Karen Paola Castelo Branco Gomez

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    1. Muchas gracias por la pregunta Karen. LAs memorias comunicativas que referimos en el texto, son desde nuestro punto de vista, una herramienta pedagógica y didáctica que posibilita la recuperación de recuerdos vivos que involucran, la incertidumbre y la complejidad que supone la comprensión de lo sucedido en el conflicto armado en Colombia, dando lugar a la comprensión de la historia desde una apuesta critica que recupera los relatos y perspectivas que anteriormente no podían nombrarse, abriendo caminos para la comprensión de la historia desde miradas reflexivas y polifónicas

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  2. Cordial saludo, felicito a la autora y al autor del texto por la propuesta analítica que nos presentan, sobre todo por abordar un problema de especial complejidad y dificultad. Me surgen varias preguntas ¿Es posible enseñar y aprender la historia del conflicto armado en Colombia en medio de su desarrollo? ¿Qué principios didácticos asociados a la enseñanza de la historia -entendida como campo específico de reflexión educativa- permitirían abordar las memorias de los excombatientes de las FARC en contextos formales de enseñanza-aprendizaje?, Desde sus perspectivas ¿El profesorado colombiano está preparado en clave didáctica para afrontar los retos que supone enseñar la historia del conflicto armado? ¿por qué?, ¿Es pertinente excluir las memorias oficiales o hegemónicas -de diverso tipo- como parámetros de reflexión histórica escolar en pro de visibilizar los silencios y omisiones que han nublado las memorias subalternas?, ¿Qué otros ámbitos de la cultura histórica permitirían abordar didácticamente las memorias de los excombatientes de las FARC?

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    1. Profesor Ibagón muchas gracias por sus comentarios al texto y por las preguntas realizadas.Frente a la primera pregunta es necesario pensar la enseñanza de la historia del conflicto sin evadir el mismo conflicto; es decir, es una pregunta por la pertinencia del momento actual y coyuntural que vive el país más allá de lo ideológico y lo político. Enseñar el conflicto colombiano no se restringe solamente a la lucha armada de los últimos treinta años sino que obedece a problemáticas estructurales de larga duración que van más allá de la representación ideológica y se instala en el imaginario

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    2. Me excuso por no poner el nombre en la respuesta anterior

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  3. Frente a la segunda pregunta que plantea el profesor Ibagón, se puede indicar que una de las mediaciones frente a los contenidos, la metodología, y la evaluación , es precisamente el descentramiento de los procesos de pensamiento histórico de larga duración. Esto quiere decir que el estudiante no necesariamente se ubica en una coyuntura o un acontecimiento sino que explora por medio de fotografías, videos, historias orales, relatos, narrativas, corpografías, entre otros, elementos o procesos de recuerdo y olvido empáticos y no empáticos, con el propósito de evidenciar en el plano de lo emocional procesos de vivencia del conflicto a nivel del imaginario

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  4. No, el profesorado colombiano requiere de mayores niveles de formación sobretodo en programas específicos de enseñanza de la historia, didáctica de las ciencias sociales y enseñanza del patrimonio cultural.

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  5. Profesor Ibagón, muchas gracias por las preguntas que animan a fortalecer la argumentación del texto. Con respecto a la última pregunta se puede señalar que la enseñanza de la historia desde el reconocimiento de unos horizontes y unas perspectivas culturales permiten unos diálogos un poco más articulados con otras disciplinas de las ciencias sociales como la antropología, la sociología, la geografía, entre otras. Este diálogo externo, donde se puede restituir lo pedagógico y lo didáctico como saber y disciplina articuladoras de lo social y lo cultural, se puede plantear desde unos contenidos reflexionados desde lo cultural, lo simbólico y otras formas de representación que el mismo ejercicio histórico ha naturalizado como discursos incomodos que requieren permanecer en el olvido, por ejemplo, los juicios simbólicos realizados a los monumentos y las diferentes manifestaciones culturales de reivindicación de identidades invisibilizadas en la historia

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  6. Puntualmente las memorias de los excombatientes se convierten en unas imágenes que no transitan necesariamente por la escritura de la historia oficial(Coherencia textual) sino al hacer parte unas formas orales y unas rememoraciones no tan verificables desde el ejercicio de la historia(Coherencia ritual). Más alla de un proceso cultural del comentario y la temporalidad (Coherencia cultural) las memorias de los excombatientes pueden ser dispuestas para la enseñanza de la historia desde los procesos de recuerdo y olvido de la tragedia, la guerra, la desesperanza y el porvenir de un sujeto situado, que busca no solo oportunidades, sino desligarse del sin sentido de la guerra

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  7. Olá Diana e Fabián! Obrigado pelo texto! Pergunto: No atual contexto conturbado da Colômbia! Existe a possibilidade da memoria dos conflitos envolvendo as FARCs, serem retomados? Grande Abraço!

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  8. Cordial saludo profesor Everton. Desde luego nos encontramos ante un contexto muy convulso en nuestro país en medio de crecientes movilizaciones y de una violencia social y política que cada vez es más critica, la enseñanza de la historia desde perspectivas críticas que permitan la emergencia de voces diversas frente a lo sucedido durante el conflicto es apremiante, sobretodo si se tiene presente la corriente negacionista del conflicto y sus causas que se ha posicionado desde el gobierno actual e instituciones como el centro nacional de memoria han posicionado durante los dos últimos años. En consecuencia, las perspectivas episódicas de los recuerdos de los conflictos en los que participaron los excombatientes puede aportar elementos para la configuración de perspectivas históricas del conflicto que rompan con memorias hegemónicas ideologizadas y unívocas

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